Lamia y el mito griego de las Mujeres Fatales


Lamia y el mito griego de las Mujeres Fatales.




Dos libros prohibidos de la demonología, De Lamiis et pythonicis mulieribus (1489), de Ulrich Molitor, y Lamiis líber o Libro de Lamia (1577), de Jean Wier; se han ocupado extensamente de esta criatura fabulosa.

Lamia fue el blanco preferido de los prejuicios de una época que redescubrió los mitos clásicos y los condenó sin entenderlos realmente. Se la asoció inmediatamente a la brujería, es decir, a los hipotéticos e incomprensibles aspectos "negativos" de la femineidad.

La desdichada Lamia aparece como una criatura enajenada desde el génesis del mito, y no de manera injustificada. Después de todo, antes de que el renacimiento viera en ella la causa atávica de los males femeninos una diosa se encargó personalmente de destruir su vida.

La vengativa Hera, celosa de los amores clandestinos de Lamia y su marido, Zeus, mató a casi todos los hijos que había concebido ilegítimamente con el dios. La única que logró escapar a la masacre fue Escila, al menos en aquellos mitos que Homero descartó.

Desde entonces Lamia justificó su existencia como azote de las familias establecidas. Se cebó injustamente en niños inocentes y en sus padres; vampirizando a los pequeños y seduciendo hasta la locura a los adultos, siempre bajo la excusa de una represalia por sus propios hijos perdidos; y acaso por despecho hacia la deidad que la acompañó en el lecho pero que se negó a defenderla de la cólera celeste.

Lamia también era conocida bajo el nombre Anatha. Una de sus habilidades consistía en remover sus ojos a voluntad; incluso llegó a asistir a varios héroes prestándoles sus agudos globos oculares.

En este sentido, su historia se parece peligrosamente a las Grayas engañadas por Perseo.

Bajo el nombre de Empusa, ya entre los romanos, Lamia adquirió la característica central con la que su sombra fugitiva ha llegado hasta nosotros; encarnando para siempre a la enemiga primordial del género masculino, al que responsabiliza de la discriminación y el menosprecio que en general padecen las mujeres.

Desde entonces se la conoce como la "devoradora de hombres", ya que las leyendas la acusan de comérselos literalmente, luego de cautivarlos con una belleza arrasadora que nunca concreta lo que promete, y de atraerlos a lugares desiertos para consumar sus propósitos inconfesables.

Exégetas amparados en el simbolismo freudiano han querido ver en Lamia al arquetipo de la Mujer Fatal, es decir, de la materialización del temor ancestral de los hombres ante el misterio de lo femenino.



Más diccionario de demonios femeninos. I Mitología comparada.


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9 comentarios:

DARKLY dijo...

Interesante información...

aunque sean ya ancestrales mitos de la sociedad popular...

lilith_soul dijo...

lo ccierto es que sorprende saber que ese nombre(Lamia) sea tan antiguo, en árabe existe, ya que una de mis ex-compañeras de clase se llamaba así, muy interesante

Morwen Eledhwen dijo...

Me encanta el mito de la vagina dentata, lo encuentro el colmo de la expresión del temor de los hombres hacia ciertas mujeres. Justificaban su temor atribuyendole causas sobrenaturales. Curiosamente,sigue pasando hoy en día. Por cierto,recuerdo haber visto un grabado medieval de una bruja alimentando una vagina dentada con penes de sus víctimas.

Alejandro Herrnsdorf dijo...

En guaraní, kachi'ai significa literalmente "diente vaginal". No sé por qué, porque al chamullero se le dice así.

Anónimo dijo...

es la primera ves que entro en el espejo gotico y me encanto.este mito no lo conocia,entre para leer al marques de sade,pero quede atrapada por las cautivantes historias.tengo que contarles que las historias de vampiros me fascinan desde muy chica,sobretodo dracula.

Anónimo dijo...

Aterrador en verdad de aterra eso

GERONIMO ROAS RIOS dijo...

ancestrales mitos que llevan en sus lineas profundo significado filosófico...

Anónimo dijo...

Yo pensaba que la lamia era el demonio cabra de la pelicula arrastrame al infierno....

Anónimo dijo...

hoy en dia no te arrastran a los desiertos te arrastran a los juzgados donde te hacen inconfesables cosas, mintiendo y llorando para sacarte hasta las ganas de eyacular por el resto de tu vida



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