Basilisco: una de las criaturas más paradójicas de la Edad Media

Basilisco: una de las criaturas más paradójicas de la Edad Media.




Basilisco significa "pequeño rey", y bajo ese nombre puebla los viejos grimorios medievales así como algunas historias tardías de la mitología griega.

El Basilisco casi siempre es descrito como una serpiente con una soberbia cresta de gallo en la cabeza; aunque en ocasiones aparece directamente como un gallo con cola de serpiente.

Su voz, pero sobre todo su olor y su mirada, son letales.

En Roma era conocido como rey de las serpientes, ya que se pensaba que el hedor espantoso del Basilisco subyugaba y subordinaba a todas las criaturas que se arrastran.

Las leyendas sostienen que el fuego abrasador que proviene de la boca del Basilisco es capaz de fulminar a las aves, y que su mirada puede matar a cualquier hombre.

El Basilisco también puede ser letal por medio de su poderoso silbido. Por eso en algunas regiones era conocido como Sibilus.

Dado que el hábitat natural del Basilisco eran los lugares secos, preferentemente áridos, se pensaba que su mordedura provocaba hidrofobia.

Algunos entusiastas sostienen que las extrañas cualidades mortíferas del Basilisco proceden de su no menos extraña gestación.

En efecto, se creía que el Basilisco nacía de un huevo de gallina empollado por un sapo, contrariamnte a lo que ocurriía con otra criatura fabulosa, el Cocatrix, que emergía de un huevo de sapo o de serpiente empollado por una distraída gallina.

En cuanto a su gusto por los sitios áridos podría decirse que se trata de una consecuencia lógica de sus habilidades, ya que el Basilisco arrasa los lugares por los que pasa: la tierra bajo sus pies queda seca, chata, chamuscada, los frutos y árboles caen fulminados ante su mirada, y los ríos y charcas en los que bebe quedan envenenados durante siglos.

Teniendo en cuenta esto, es perfectamente razonable que al Basilisco le gusten los lugares secos ya que, para él, todos los sitios que visita son secos

El archienemigo por excelencia del Basilisco es la comadreja, cuyo olor resulta fatal para él, al igual que el suyo lo es para la comadreja. Esto ha dado lugar a interminables y estériles debates. En definitiva, los encuentros entre el Basilisco y la comadreja siempre terminan en un empate.

Con el tiempo la creencia en el Basilisco se trasladó al cristianismo, ya que en la Vulgata se traduce por bacilisci a la voz hebrea tsepha, nombre de cierto reptil venenoso. Razón por la cuál, los hombres de fe se vieron en la obligación de creer en él.

De todas las rarezas zoológicas de la Edad Media el Basilisco es, posiblemente, uno de los ejemplares más extraños, sobre todo por el problema paradójico que plantean sus historias.

¿Cómo es posible que un animal capaz de matar con la mirada pueda engendrar una leyenda?

Es decir, si todos los que se encontraron cara a cara con un Basilisco cayeron fulminados en el acto, ¿cómo pudo iniciarse la tradición?

Ese genio que fue Quevedo, arremete así contra la paradoja del Basilisco:

Si está vivo quien te vio,
toda tu historia es mentira,
pues si no murió, te ignora,
y si murió, no lo afirma.



Plinio el Viejo, capaz de admitir como reales a las criaturas más fabulosas, sostiene lo siguiente en su Historia Natural:

Aquel que mirase a los ojos de la serpiente Basilisco (basilisci serpentis) morirá inmediatamente. La bestia no mide más de doce pulgadas y luce unas manchas blancas en su cabeza, como diademas. A diferencia de otras serpientes, se mueve hacia adelante con la cabeza erguida. Su aliento es igual que sus garras: queman el pasto, los arbustos, y aun las rocas. Su veneno es tan mortal que si un hombre a caballo es alcanzado por su fatal picadura, muere inmediatamente junto a su montura. La comadreja es la única criatura que puede darle muerte, para ello, la temible serpiente es arrojada al agujero donde habita la comadreja, y el hedor de esta mata al Basilisco al mismo tiempo que el Basilisco le da muerte a la comadreja.


Otro recopilador de rarezas zoológicas, Isidoro de Sevilla, comenta lo siguiente en sus Etimologías:

El Basilisco posee seis pulgadas de largo, y su cuerpo está salpicado de manchas blancas. Se lo considera rey de las serpientes. Toda criatura huye del Basilisco pues el hedor que despide aquella bestia puede matar a un hombre, y aun darle muerte con su mirada. Las aves huyen del Basilisco, pues la bestia puede hacerlos arder en el aire. Sólo la comadreja puede matar al Basilisco, y con ese propósito, los pobladores de aquella comarca asolada por la bestia, arrojan a la comadreja al interior del escondrijo donde éste se oculta para que lo aniquile. El Basilisco, al igual que el escorpión, habita sólo en los lugares secos.




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