Los Caballeros de la Dama Blanca


Los caballeros de la Dama Blanca.




Si hablamos de órdenes de caballería en la Edad Media debemos citar inevitablemente a la Orden del Temple, Los Caballeros Hospitalarios, e incluso a la mítica Orden del Rey Arturo y su mesa redonda. Sin embargo, existieron otras órdenes menores que vale la pena conocer. Entre ellas se encuentra la Orden de los Caballeros de la Dama Blanca.

Su nombre original fue Emprise de l'Escu vert à la Dame Blanche, es decir, La Orden del Escudo Verde con la Dama Blanca. Fue fundada por el mariscal francés Jean Le Maingre (1366-1421) en 1399, y originalmente constaba de doce caballeros probadamente merecedores de ese honor.

Los Caballeros de la Dama Blanca se comprometían a brindar servicio durante cinco años; inspirados sin dudas por el auge del amor cortés. El propósito de la Orden era proteger el honor de todas las mujeres, nobles o plebeyas, así como su reputación, bienes y propiedades en una época en la cual las damas poseían escasos derechos de sucesión, en el caso de las viudas, y nula presencia en los foros judiciales.

La Orden ganó prestigio y reconocimiento gracias a la gestión de una mujer, Christine de Pisan (1364-1430), reconocida escritora del duque de Orléans.

Si tomamos como fuente El libro de los hechos (Livre des faits), el mariscal Jean Le Maingre, cansado de recibir quejas de mujeres, doncellas y viudas oprimidas por el yugo masculino que no hallaban defensa en ninguna orden de caballería, ni compasión por su causa en las cortes, decidió fundar una orden menor conformada por doce caballeros de la más probada honestidad con el propósido de defender a las que no tenían defensa.

El símbolo que distinguía a los Caballeros de la Dama Blanca era un escudo verde con adornos de oro y una doncella blanca en el centro.

Podemos pensar que los Caballeros de la Dama Blanca no estaban regulados por la corona francesa, ya que en su juramento declaraban que no había fronteras para vengar el honor de las damas ultrajadas.

Muy pronto los rumores de esta nueva orden se esparcieron por toda Europa. Circuló un panfleto que afirmaba que toda mujer que fuese víctima de alguna injusticia podía pedir la ayuda de los Caballeros; y que estos se comprometían a abandonar cualquier tarea que estuviesen realizando en orden de asistirlas.

El voto de los Caballeros iba aún más lejos. Los Doce juraron desoír las sentencias de las cortes, el perdón de los reyes, y aún las directivas de la Santa Inquisición si ello los comprometía a no brindar la ayuda prometida.

Naturalmente, una orden semejante levantó fuertes polémicas y condenas sociales, políticas y religiosas. Frente a las protestas los Caballeros hicieron circular una carta en la que certificaban sus dichos, firmada el 11 de abril de 1399 por Jean le Maingre, Charles d'Albret, Geffroi le Maingre, François d'Aubrecicourt, Jean de Lignères, Chambrillac, Castelbayac, Gaucourt, Chasteaumorant, Betas, Bonnebaut, Colleville y Torsay.

La Dama Blanca a la que hace referencia el emblema de la orden representa a la mujer en su «estado natural», es decir, en un estado de pureza. Este hecho, en apariencia simple, contradecía los postulados religiosos que condenaban a la mujer como un ser impuro, además de sugerir que toda impureza proviene del hombre.

Los detractores de la Orden lanzaron una contraofensiva apelando al Papa y su férrea legislación acerca de la mujer como objeto cautivo y, en el mejor de los casos, maritalmente recreativo. Sin embargo, los doce caballeros se fueron sucediendo uno tras otro y la orden continuó activa en la clandestinidad. Muchos denunciaron que la Orden se construía sobre fundamentos nefastos, y que la Dama Blanca respondía a un reconocimiento sobre la santidad de María Magdalena, reducida a prostituta por la iglesia y reestablecida como esposa de Cristo por los caballeros.

Gracias al aporte de estos valientes muchas brujas se salvaron de la hoguera, y muchas damas vencidas por el peso de la injusticia hallaron consuelo -y venganza- en las espadas excomulgadas de aquellos que decidieron hacerle frente al poder establecido.

Poco y nada se sabe del final de la Orden, y si efectivamente finalizó en algún momento concreto. Los Doce Caballeros eligieron la clandestinidad para proteger a sus familias del escarnio público. Algunos sugieren que cambiaron las lujosas cortes por los bosques, las iglesias por los blasfemos santuarios druídicos, los castillos y las fortalezas por el asilo momentáneo de las mujeres a las que protegían, pero sobre todo la bendición del Papa por el agradecimiento silencioso y anónimo de sus protegidas.




Misterios. I Libros medievales.


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4 comentarios:

Persefone dijo...

Buenísimo resulta que si existía La dama blanca, resulta que en un videojuego de rol quizas lo conocerán lineage aparece un personaje con este nombre, pero ya había sido utilizado en esta orden!gracias por compartir tan bellos relatos.
Perséfone

lu dijo...

Que hermoso articulo, muy romantico. Me encanta saber q hubo hombres realmente caballeros mas alla del titulo, y que trabajaban en las sombras despreciando los trabajos faciles.

Ratonhnhakketón dijo...

Disculpa ¿sabes de alguna orden que vista parecido a los caballeros templarios pero con capas, yelmos y guantes dorados?

También ¿que tipo de caballeros usaban picos y cuernos en sus armaduras negras?

Sebastian Beringheli dijo...

Que yo sepa lo de los "guantes dorados" debe ser una adición posterior, Alberto. Por los datos que me das no reconozco ninguna orden con esas características, aunque en modo alguno soy un experto en la materia. Abrazo!

Saludos a Lu y Perséfone.



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